Las cinco manías al volante que más accidentes provocan y cómo corregirlas

Cada vez que nos sentamos al volante lo hacemos con rutinas, costumbres o “manías” propias: gestos automáticos, hábitos casi subliminales. Precisamente esos hábitos cotidianos, que muchas veces no somos conscientes de tener, pueden incrementar de forma significativa el riesgo de sufrir o provocar un accidente.

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1. Conducir con distracciones constantes

Uso del móvil: la distracción más letal

El uso del teléfono móvil (hacer llamadas, enviar mensajes, mirar redes, navegar, etc.) es una de las causas más frecuentes de accidentes. Interfiere directamente con la atención, reduce la capacidad de reacción ante imprevistos y multiplica el riesgo de colisión.

No solo el móvil, manipular el navegador, cambiar emisoras, comer o beber mientras conduces, o distraerse conversando con pasajeros son prácticas comunes que restan concentración y aumentan la posibilidad de error.

Cómo corregirlo: técnicas de conducción atenta

• Programar el GPS antes de arrancar o emplear soporte/manos libres.

• Activa el modo “no molestar” en el móvil.

• Practicar la conducción atenta, reduciendo estímulos y anticipando la vía.

2. Circular pegado al vehículo delantero

Conducir demasiado cerca del coche de delante deja poco margen de maniobra. En caso de frenazo o imprevisto, la probabilidad de colisión por alcance se dispara. Mantener la distancia adecuada es clave.

Cómo calcular la distancia de seguridad con la regla del 2x2

Una buena práctica es aplicar la “regla del 2x2” o “distancia de dos segundos/tres segundos” adaptándola al tráfico, velocidad y condiciones meteorológicas. Esta holgura permite reaccionar con margen en caso de frenadas bruscas.

Hábitos para mantener una conducción fluida y segura

• Conducir con visión amplia, anticipando lo que ocurre delante.

• Evitar “ir al límite” tras otro vehículo.

• Reducir velocidad cuando el tráfico se vuelve impredecible.

3. Abusar de los frenazos y acelerones

Frenar o acelerar de forma brusca no solo implica un desgaste del vehículo y más consumo, sino que también reduce la estabilidad, incrementa la posibilidad de despistes y disminuye el control en situaciones críticas.

Una conducción preventiva —observando la vía, señalización, otros vehículos, peatones y luces— permite adaptar velocidad de forma progresiva, evitando maniobras bruscas.

Cómo corregirlo: conducción eficiente y preventiva

• Mantener ritmo y velocidad constante

• Utilizar el freno motor en lugar de frenar de golpe cuando se reduzca velocidad.

• Observar más allá del vehículo inmediatamente delante: anticipar semáforos, frenadas o giros.

4. No usar los intermitentes o señalizar tarde

La señalización no es un mero formalismo: avisar con antelación de un giro, cambio de carril o incorporación permite al resto de conductores predecir tu movimiento. Si no señalizas, o lo haces al último momento, aumentas el riesgo de colisión o de generar situaciones de riesgo especialmente en rotondas, incorporaciones o cambios de carril.

Cómo interiorizar el hábito de señalizar siempre

• Utilizar intermitentes como parte automática de cualquier maniobra, sin remitirse sólo a un “detalle”.

• Revisar mentalmente antes de cada maniobra: “¿He avisado con antelación suficiente?”

• Conducir con empatía: visualizarte como otros conductores que necesitan saber tus intenciones.

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5. Conducir con exceso de confianza

Tener experiencia o sentirse cómodo al volante puede generar una falsa sensación de seguridad. Este exceso de confianza lleva a subestimar riesgos, a relajar la atención o a realizar maniobras innecesarias con poca precaución, incrementando la probabilidad de accidente.

Estrategias para recuperar el respeto a la vía

• Recordar que cada viaje es único, con variables diferentes (tráfico, clima, estado físico, fatiga).

• Adoptar la mentalidad de conductor defensivo: anticipar, no asumir.

• Reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad, incluso si conoces la vía.

Consecuencias legales y económicas de estas manías

Multas, pérdida de puntos y responsabilidad en caso de accidente

Manías como el uso del móvil, la falta de distancia de seguridad o la ausencia de señalización no solo suponen un riesgo, sino vulneran normas de circulación. Esto puede acarrear sanciones, pérdida de puntos del carnet y responsabilidad directa en caso de accidente.

Cómo afecta a los seguros y a la prima del conductor

Un accidente derivado de negligencia o imprudencia puede encarecer la prima del seguro, dificultar la contratación futura o incluso incrementar franquicias. El coste económico de una manía puede ir mucho más allá de una multa.

Las manías al volante aunque parezcan inofensivas, tienen un impacto real en la seguridad. Cambiar hábitos no sucede de un día para otro, pero con voluntad, conciencia y práctica, podemos pasar de una conducción automática o descuidada a una conducción consciente, responsable y segura. Esa transformación no solo nos protege a nosotros, sino también a los demás usuarios de la vía.

Mar López Monzón - Departamento de Comunicación

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