Si eres conductor habitual, muy posiblemente te habrás encontrado en más de una ocasión que en el momento de circular por una rotonda (también llamadas glorietas) has estado a punto de colisionar con otro vehículo que se te ha cruzado e incluso haciendo el otro conductor aspavientos para indicarte que él era el que tenía prioridad.
El AEB o frenada de emergencia autónoma es un radar que se encuentra en el frontal del coche y se encarga de frenar de forma independiente para evitar que se produczca un choque o golpe. Cuando el conductor del vehículoacelera, el radar certifica que se tiene un obstáculo delante. De esta manera se activa la frenada de emergencia autónoma (AEB) para evitar la colisión de forma inmediata.
Aunque a día de hoy los coches eléctricos están logrando un hueco en el mercado, la realidad es que su implementación en el mundo automovilístico supone un coste, que en muchos casos enfrenta a los conductores ante la decisión de adquirir o no un vehículo ecológico.
La motocicleta es un medio de transporte ágil y sumamente cómodo para movilizarse por las carreteras y por gran parte de las ciudades españolas. Circular con este vehículo suele exigir una mayor atención a los conductores y un cumplimiento riguroso de las normas de tránsito, debido a su escaza carrocería, lo que muchas veces suele jugar en contra de la seguridad de quienes se montan.
Con la llegada de las lluvias es importante circular con neumáticos “saludables”. Éstos son el único elemento que pone en contacto el vehículo con la carretera, por esta razón es fundamental someterles a importantes revisiones periódicamente. Se recomienda observar su estado, al menos una vez al mes, y siempre antes de iniciar un viaje.
Las altas temperaturas propias del verano pueden acrecentar la deshidratación. Las constantes olas de calor hacen que el sudor resulte inevitable, provocando importantes pérdidas de líquidos, sales minerales y de concentración, además de un considerable aumento de fatiga.
La Comisión Europea ha adoptado un conjunto de normas legales que se aplicarán a todos aquellos transportes y a los vehículos de carretera con viajeros y de mercancías que tienen como fin último la de mejorar la seguridad vial, así como la de contribuir a un nivel de competencia más justa y eficiente entre todos los diferentes operadores.
A día de hoy el factor humano sigue siendo la principal causa de accidentes de tráfico a pesar de que cada vez son más los sistemas de seguridad con los que cuentan los vehículos para evitarlos. Es por ello por lo que la Dirección General de Tráfico ha endurecido sus campañas de sensibilización con el fin de reducir este tipo de muertes.
Nadie puede discutir que la psicología del conductor es un factor muy importante a la hora de determinar el comportamiento de un individuo,tanto respecto a la seguridad y la conducción como frente a miles de otras situaciones y asuntos. Sin embargo, la psicología de cada individuo es un asunto extremadamente complejo y que no puede estar sujeto a generalizaciones y mucho menos hace posible agrupar y clasificar e incluso predecir el comportamiento de una sola persona. Creo que eso también está fuera de toda discusión.
El neumático es un elemento de seguridad fundamental en nuestro vehículo. Su estado influye decisivamente sobre el comportamiento del automóvil. Presión y estado del dibujo son factores a tener en cuenta para contar con la absoluta garantía de que el neumático cumple correctamente sus funciones.
Si partimos de la definición de Ley sobre Tráfico, Circulación de vehículos a motor y Seguridad Vial, conductor es "persona que, con las excepciones del párrafo segundo del apartado 2º de este artículo, maneja el mecanismo de dirección o va al mando de un vehículo, o a cuyo cargo está un animal o animales".
Esta claro que si nos atenemos a la definición legal de conductor nos quedaríamos un tanto cortos en su acepción. Según el Profesor Luis Montoro "Tanto el vehículo como la vía son objeto de la técnica, pero es el hombre quien al hacer uso de esos elementos materiales que la técnica pone a su disposición tiene en su voluntad el ajustar o no su comportamiento a la mejor utilización de estos. También es quien decide cumplir o no las indicaciones de una señal, o disminuir la velocidad y extremar las precauciones en caso de mal estado de las carreteras".
A nuestros efectos consideramos por lo tanto conductor, a toda persona que reuniendo los requisitos legales necesarios, está en disposición de conducir un vehículo a motor. A partir de ahí la clasificación puede hacerse mucho más extensa, ya que la podremos hacer en función de la edad, el sexo, o de su comportamiento al volante.
Estadísticamente la probabilidad de sufrir más accidentes de circulación se sitúa entre los 25 y 34 años. Este aspecto no significa que los comprendidos en este tramo de edad sean los conductores de más riesgo. A este respecto, el grupo que con mayor frecuencia sufre los accidentes es el comprendido entre los 16 y 24 años, y en segundo término el de los mayores de 65 años.
En cuanto al sexo, los hombres registran mayor accidentalidad que las mujeres, y ello parece determinado por la mayor exposición al riesgo, ya que son más los conductores masculinos que los femeninos.
Si analizamos los colectivos de mayor riesgo, sin duda alguna el primero de ellos son los por la noche. Desgraciadamente casi 15 de cada 100 jóvenes europeos en edades comprendidos entre los 15 y 24 años, mueren en accidente de circulación.
Son varios los factores a juicio de los expertos que inciden en estos resultados: mayor necesidad de autoafirmación, excesiva sobrevaloración de su capacidad, conducta más exhibicionista en grupo, asunción de mayor nivel de riesgo en la conducción que otros grupos de edad.
Otros aspectos que contemplan determinados investigadores, y que explicarían ser más proclive a la siniestralidad, se orientan hacia su actitud frente al tráfico, por cuanto los conductores jóvenes, por regla general, no ven la actividad de la conducción como peligrosa, tiene una menor percepción del riesgo, y tienen una excesiva confianza sobre sus posibilidades de controlar el vehículo en cualquier situación, a la vez que consideran que sólo ellos conducen correctamente mientras los demás lo hacen mal. La realidad es que tienen menos experiencia de la conducción, y éste es sin duda un factor esencial, ya que a mayor experiencia como conductor, mayor es la valoración del riesgo.
Sin embargo un elemento importante a tener en cuenta, es el referido a que las probabilidades de sufrir un accidente se producen en el segundo y tercer año de permiso, por ello es necesario incidir en que es fundamental adquirir experiencia poco a poco, por lo que la práctica mejora las aptitudes y habilidades para conducir.
Otro de los grupos de conductores de más riesgo lo constituyen las personas mayores. A nadie se le puede escapar que la edad va deteriorando las facultades físicas de las personas, aunque los avances de la medicina, permitan alargar cada vez las expectativas de vida. Nuestras facultades van mermando, y no se tiene la misma capacidad visual o auditiva, por ejemplo, del mismo modo que las reacciones sean cada vez más lentas. Todo esto complica la conducción y hacen más peligrosa la circulación de los mismos.
Por ello los conductores de cierta edad, deben evitar circular en los momentos más peligrosos del día como son el amanecer o el anochecer, y no hacerlo en situaciones de mala visibilidad, como pueden ser la niebla, lluvia intensa, en momentos de alta densidad de tráfico, o por la noche. En todo caso deben hacerlo a velocidad moderada, y guardando escrupulosamente las distancias de seguridad.
Es conveniente que cumplan con las revisiones médicas, y se sometan a todos los exámenes médicos necesarios en caso de padecer alguna dolencia o disminución de facultades (vista, tensión, trastornos auditivos, diabetes, etc).
La accidentalidad de los mayores no viene provocada por el incumplimiento de las normas de tráfico, sino más bien por la perdida de las facultades psicomotoras.
En cuanto a la conducta, podríamos clasificarlos en función de su actitud al volante. Así nos encontraremos con conductores irresponsables, que no cumplen las normas de circulación como por ejemplo los limites de velocidad, conducir después de haber ingerido alcohol, no utilizar los cinturones de seguridad, llevar a los niños sin los sistemas de retención específicos, etc. Otros serían los agresivos, los despreocupados, los descorteses, descuidados, los torpones, y así unos cuantos más. Cada uno de ellos se caracteriza por una actitud concreta en su forma de conducir, pero que en cualquier caso perjudica la conducción de los demás, y puede ser causa directa del accidente.
Como bien dice el Profesor Luis Montoro, "Si como demuestra la mayor parte de estudios el factor humanos en la conducción de vehículos es el principal explicativo de la siniestralidad, debemos deducir que en la mayor parte de los accidentes hay una actuación humana errónea por parte del conductor".
Otra clasificación de conductores según su comportamiento:
Compulsivos: Imagine estar a la cabeza de un semáforo esperando a que cambie de color para continuar su camino. Al sólo pasar a verde, ya tiene a un desesperado dándole de bocinazos detrás suyo. En ese instante, se habrá encontrado con uno de los especímenes más salvajes de la selva de asfalto. Éstos tienen la característica de siempre querer hacerse notar.
Agresivos: Estos automovilistas conducen a altas velocidades y se enfurecen por cualquier motivo. Son los más irresponsables de todos.
Pasivos: Se destacan por evitar todo tipo de enfrentamientos. Son precavidos y es importante para ellos llegar lo más seguro posible, sin importar la distancia del viaje.
Débiles: Son todos aquellos que, debido a su personalidad, son sumisos y obedientes.
Normales: Conducen tranquilos y se adaptan con facilidad a las condiciones y situaciones del camino.
Como bien sabemos, la seguridad vial son un conjunto de acciones que garantizan el buen funcionamiento de las vías públicas. Para que exista una buena seguridad vial, deben cumplirse y respetar una seria de leyes y normas de conducta, por parte de conductores, peatones, ciclistas, motoristas, y todas las personas que tengan acceso y utilicen las vías públicas, con el fin de evitar accidentes de tráfico.